Ahora que comienza un nuevo curso volverá a hablarse de la preocupación por los altos índices de fracaso escolar, que las sucesivas reformas y contrarreformas educativas no han logrado reducir en España, aunque parecería que los ejemplos de éxito escolar y social (políticos, banqueros) tampoco representan un modelo de ciudadanía ejemplar.
¿Quién sabe? Quizá la supresión de becas de comedor y de libros, o la subvención pública de la segregación escolar por sexos puedan contribuir a ello.
Más bien parece que el éxito escolar y el compromiso social irían cada uno en sentido opuesto del otro.
Y sin embargo, hay experiencias de aprendizaje-servicio, en que los aprendizajes escolares se ponen en relación con las necesidades sociales, de manera que una acción de servicio de los alumnos a la comunidad en que viven comporta una serie de aprendizajes, no sólo académicos sino también de actitudes y valores.
Se trata de aprender sirviendo a la comunidad. Más allá de sensibilizar, se trata de generar compromisos y fortalecer el tejido social en tiempos de creciente fractura social. De metodología educativa pero también de desarrollo comunitario.
Pues como dice Adela Cortina:
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