Es hora de recortes y austeridad (Merkel
dixit), y de subir impuestos (Rajoy
non dixit pero ahora sí toca: "donde dije digo, digo Diego" ) y Hacienda somos todos, pero unos pagan y otros no (y mientras tanto los directivos de los bancos se resisten a hacer públicas sus millonarias retribuciones).
"Corren malos tiempos para la lírica" decía BERTOLT BRECHT en su poema ... y para lo social pues ya lo vemos. Aprovecho para saludar a los compañeros y compañeras (Alberto, Javier, Laura, Begoña, Gema, Esther, Mara...) que estrenan el año en el paro.
Y me ha venido a la mente la historia de
El hombre que plantaba árboles, de Jean Gionò. Es un librito de muy pocas páginas, editado por Olañeta, y cuenta la historia de un viejo que va plantando árboles día a día durante años, inasequible al desaliento, en medio de la desolación, hasta hacer crecer un bosque donde no había nada. En momentos como éste, sirve de inspiración.
Parece que somos invisibles, que trabajamos en la promoción de personas que también son invisibles, y que nuestro trabajo es invisible, y por tanto sin valor. Pero no. Poquito a poco. Con determinación. Sin desmayo. Va dando frutos, que importan por lo que son. Y que acaban por verse. Y se multiplican. Pero no vale llorar, quejarse, echar la culpa a otros. Vale seguir luchando. No tirar la toalla. Y merece la pena.
Para quien prefiera verlo en un corto de animación inspirado en el libro, dejo aquí el enlace:
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