Propongo hoy dos casos reales de cómo afecta la crisis (o por mejor decir, el efecto combinado de la crisis económica con el desmantelamiento de los servicios públicos con la excusa de la crisis) a las personas a las que atendemos en los servicios sociales municipales y cómo se ve influida en consecuencia nuestra práctica educativa.
Caso nº 1.
Objetivo a trabajar con una familia (pareja de abuelos acogedores que convive con su nieta):
mejorar la higiene de una menor, que desde hace unos meses suele tener el pelo más sucio que antes y cuya ropa huele a tabaco, según advierten en el centro escolar. El psicólogo propone concienciar a la familia sobre la importancia de la higiene ("Tienen lavadora, pero ¿la usan?") y sensibilizar sobre un posible rechazo hacia la niña por parte de sus iguales.
Hasta aquí todo muy lógico, pero... falta algún dato. El principal es que esta familia vive con los 426€ del subsidio de desempleo del abuelo (albañil de sesenta años que difícilmente volverá a encontrar empleo), dinero con el que hay que pagar el alquiler (menos mal que es un alquiler social que se lleva sólo la mitad de sus ingresos, en una vivienda de la EMV, hasta que el Ayuntamiento encuentre comprador para la casa y la venda para hacer caja), la luz, el agua, el gas, la ropa (no por capricho, es que la niña también crece)... y comer, claro, a ser posible (y menos mal que los servicios sociales municipales costean el comedor escolar -ya que este curso la Comunidad de Madrid suspendió las becas de libros y comedor- y así nos aseguramos que la niña hace al menos una comida al día en condiciones, o por lo menos de lunes a viernes...hasta que acaben las clases en junio).
Hipótesis de trabajo: ¿Es posible que procuren encender la caldera lo menos posible para no gastar? (De hecho, en la siguiente visita a domicilio comprobamos que la caldera está rota y no tienen dinero para repararla. Bañarse en un barreño en invierno a base de ollas de agua puestas a calentar en el fuego de la cocina no es tan cómodo como meterse bajo la ducha y darle al grifo de agua caliente.) Quizá no es que se hayan vuelto sucios de pronto, es que son pobres.
Caso nº 2.
Objetivo a trabajar con otra familia: concienciar sobre la importancia de seguir de manera regular las indicaciones del médico (en concreto el tratamiento para la dermatitis del hijo menor, de 4 años, pues tanto la pediatra como la dermatóloga están frustradas por la insuficiente mejoría del niño, que atribuyen, con razón, a que no siguen sus prescripciones). De nuevo otro clásico, en este caso de educación en el área de la salud. Acompañamos a los padres a la consulta del especialista, y nos aseguramos de que entienden la posología del tratamiento. Al día siguiente voy a la casa y pregunto al padre si ya han comprado las dos pomadas, la vaselina y la crema hidratante, y si ya han empezado a aplicarlas del modo que les explicó delante de mí la doctora. Me dice, disculpándose, que aún no, que las comprará el día 10, que es cuando cobra la prestación por desempleo (la cobrará hasta agosto, que se le agota... y ya deben 4 meses de alquiler). Una semana más tarde, la madre me cuenta que el niño tiene la piel mucho mejor.
Quizá sí que son conscientes de la importancia de cuidar la salud de su hijo, a lo mejor sencillamente es que son pobres.
La pobreza en España.
El último Informe
FOESSA 2013 Desigualdad y derechos sociales. Análisis y perspectivas señala que:
- un 26'8% de la población se encuentra en situación de pobreza y exclusión social
- en 2012 una de cada tres personas sin empleo no percibió subsidio de desempleo (la cobertura ha bajado de un 80% en 2010 a un 65% en 2012)
- se ha producido un incremento del 50% de familias con retrasos en el pago de la vivienda
- la desigualdad en España ha aumentado con las políticas de austeridad propugnadas como solución para salir de la crisis
- los recortes en los servicios públicos de bienestar pueden suponer el paso definitivo hacia la exclusión para los más vulnerables.
Concluyendo.
Si los platos rotos de la crisis causada por la avaricia de los que más tienen los están pagando los que menos pueden, ¿qué sociedad -rota, injusta y dividida- nos espera?
Va a tener razón aquel que decía que "Esto de la crisis es una guerra entre ricos y pobres, y la estamos ganando los ricos".