“Todas
las familias felices se parecen unas a otras,
cada
familia desdichada lo es a su manera”.
(LeónTolstoy,
Ana
Karenina)
Aunque
tengamos que llevar la contraria al genial novelista ruso,
del estudio de miles de casos en intervención en el Centro de
Terapia Estratégica de Arezzo sí que
se
desprenden ciertas regularidades en el modo en que las familias son
desdichadas.
La
familia funciona como un sistema cibernético gobernado por reglas,
dentro del cual sus miembros tienden a comportarse de forma
organizada y repetitiva. Estas reglas son normas implícitas y
explícitas que limitan las interacciones en aras de la estabilidad.
Si
las reglas son demasiado rígidas se generan “juegos sin fin” o
círculos viciosos de los que no se consigue salir porque nadie es
capaz de cambiar las reglas y entonces el sistema se vuelve
patológico, como un disco rayado.
Los
problemas y las patologías surgen cuando la comunicación entre el
menor y su familia se vuelve disfuncional y obstaculiza en lugar de
favorecer el proceso de progresiva autonomía e independencia del
niño, generando sucesivas crisis que suelen tener especial
incidencia durante el periodo de la adolescencia.
Como
decíamos antes, el
terapeuta Giorgio Nardone y sus colaboradores han
encontrado seis modelos recurrentes de interacción que dan lugar a
problemas entre padres e hijos.
De
mayor a menor frecuencia:
 |
Hiperprotectora |
-
Hiperprotectora:
ponerse en lugar de los hijos frágiles
o “la profecía que se
autorrealiza”.
 |
Democrático-permisiva |
-
Democrático-permisiva:
padres e hijos son amigos
o “la falta de autoridad”.
 |
Sacrificante |
3. Sacrificante:
los padres se sacrifican constantemente
por dar el máximo a los
hijos y viceversa
o “el sacrificio te hace bueno”.
 |
Intermitente |
4. Intermitente:
los miembros de la familia oscilan de
un modelo a otro
o “de todos
modos estás equivocado”.
5. Delegante:
los padres delegan en los demás su papel
 |
Delegante |
de guía
o “no cuentes
conmigo”.
 |
Autoritaria |
6. Autoritaria:
los padres ejercen el poder de manera decidida y rígida o “el más
fuerte es el que manda”.
Las
familias funcionan como actores encasillados que repiten una
desdichada función infinita sin conseguir salir de ella, y para la
educadora o educador que trabaja con ellas es de una enorme utilidad
detectar estos guiones redundantes y las soluciones intentadas que
los acompañan, pues también nos proporcionan las claves para
descubrir a las familias el modo en que pueden escapar a este círculo
vicioso de infelicidad e insatisfacción.


BLANCO
LASERNA, L. (2017) “Educando ando: Coaching estratégico y
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