En el día de la Constitución y tras enterarme de la muerte de Nelson Mandela, recibo este mail de Elena Alfaro:
"Luis, ¿sabes
qué ocurre cuando se unen las ideas, la perseverancia y más de 300.000
personas, con el objetivo de cambiar algo que no funciona bien? Ocurre esto:
La
Ley Orgánica de Educación aprobada la semana pasada en el Congreso incluye lo
que nuestra petición pedía: que el
Gobierno y las CCAA legislasen para lograr sistemas de préstamo gratuito de
libros de texto en todos los centros públicos y concertados.
Por
eso a esta disposición adicional deberían haberla llamado:
“Disposición
adicional quinta: La de Pilar, Francisco,
Mercedes, Isabel, Leire, Fernando, María José, Albert, José Luis, Carlos, Iria, Jesús, Enrique,
Pablo, Patricia, Jorge, Inmaculada…y más de 300.000 ciudadanos que un día se
preocuparon”
Porque
ese texto lo has escrito tú, lo has defendido tú. Porque es un logro que
hemos conseguido 300.000 personas contra viento y marea. Porque es nuestro.
Han
pasado casi 16 meses desde aquella noche de agosto de 2012, en que empujada por
el enfado me atreví a pedirte que apoyaras esta petición. Cómo aquello llegó a
formar parte de una Ley Orgánica, es una larga historia.
Primero
fueron 94.000 firmas registradas en el Ministerio de Educación y una queja
oficial ante la Defensora del Pueblo por la ausencia total de respuesta. Luego,
todas esas firmas sirvieron para lograr que dos representantes políticos en el
Congreso accedieran a escucharme.
Poco
a poco la petición se iba detallando así que con ayuda de varias personas la
plasmé en un borrador de enmienda a los Presupuestos Generales de 2013 y me atreví
a enviársela a todos los grupos políticos. Casi todos la ignoraron. Pero poco
tiempo después resurgió en forma de Proposición No de Ley gracias a que un
partido político minoritario en el Congreso de los Diputados (UPyD) la recogió.
Ahí estaba aguardando su oportunidad y mientras esperábamos… ¡no paré!:
charlas, entrevistas y bombardeos en las redes sociales.
Decenas
de personas generosas se fueron sumando, ofreciéndose a ayudar, y hasta me
regalaron un precioso vídeo de animación. Y un año después estaba de vuelta en
el Ministerio, esta vez con más de 260.000 firmas.
Esas 260.000 personas
éramos demasiadas y demasiado cabezotas para ser ignoradas, así que entre todas
provocamos que el Congreso debatiese la Proposición No de Ley.
“Te la van a tirar, niña” me dijo un ujier del Congreso con gesto
triste antes de la votación.
Pues…no.
¡No nos la “tiraron”! La sacamos adelante. Y en cumplimiento del punto 3 de
ese mandato, se añadió en la Ley Orgánica de Educación la “Disposición adicional quinta. Sistema
de préstamo de libros de texto”.
Te
confieso que desde esa noche de agosto de 2012 hasta hoy, ha habido muchas
ocasiones en las que pensé que no podía más, que había aparcado mi vida por
algo que no iba a pasar; que la familia, el trabajo, los amigos ya no disponían
del tiempo que merecían. Era demasiado y no lograba nada concreto. Entonces mi
marido me dijo: “no te rindas, sigue, porque nunca te he visto tan viva como en
estos meses”. Y recuperas la fe, y sigues luchando. Porque, sencillamente,
merece la pena.
Aunque
lo más difícil está logrado, tenemos que vigilar cómo van a desarrollar y poner
en práctica este sistema a través de su reglamento.
Para
eso cuenta conmigo: para que todos los
responsables políticos tengan presente que el único éxito que importa es que
los niños tengan sus libros de texto sin que nadie les pregunte si pueden
pagarlos o no. Tienen que saber que vamos a exigirles que cumplan su parte.
Luis, ha sido intenso, pero lo hemos conseguido. Gracias por estar a mi
lado todo este tiempo. No dudo que volveremos a encontrarnos, en cada ocasión
que sea necesario cambiar algo que no funciona bien.
Un abrazo,
Elena
Alfaro"
No es mal modo de celebrar que hace 35 años los españoles fueron capaces de ponerse de acuerdo después tres años de guerra civil y cuarenta de dictadura, para decidir democráticamente cómo querían convivir, y tampoco es mal modo de rendir homenaje al hombre que fue capaz de vencer al racismo y al odio y aunar voluntades en beneficio de todos.
Gracias a ti, Elena