"Si no es ahora,
ahora que la Justicia vale menos,
mucho menos, que el orín de los perros;
[...]
si no es ahora, ¿cuándo,
cuándo se pierde el juicio?
[...]
ya no hay locos, amigos
en España, ya no hay locos.
Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario
fantasma del desierto.",
se preguntaba León Felipe.
Y si no es ahora, ¿cuándo?
Ahora que los servidores de lo público (y hablo de funcionarios, personal laboral y empleados de empresas privadas subcontratados por la administración) cumplen con su deber con cada vez menos recursos mientras son denostados por políticos y empresarios ejemplos de corrupción e incompetencia.
Ahora que científicos e investigadores deben recurrir a loterías y concursos para recaudar fondos.
Ahora que los ciudadanos son llamados golpistas cuando se manifiestan
pacíficamente para defender sus derechos (sanidad, educación, servicios
sociales...), y lo son por quienes exigen esfuerzos y austeridad mientras esconden tras mentiras sus vergüenzas y no se aplican la misma medicina.
¿No va siendo hora de volvernos locos y perder la paciencia?
¿De exigir a quien manda -y desgobierna- y ejercer como ciudadanos y no simples vasallos o consumidores - cada vez más consumidos?
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