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27 de abril de 2017

El juego de la vida (I)



El ser humano, a diferencia del resto de los animales (perfectamente acabados en su elástica finitud) es un ser incompleto, imperfecto, y, por tanto, libre.

Los seres humanos somos la especie animal cuyas crías tienen un periodo más largo de dependencia de los individuos adultos, lo cual entraña mayores posibilidades de desarrollo (el lenguaje, la cultura) pero también un periodo de vulnerabilidad más prolongado. 

Esa vulnerabilidad, común a todos nosotros, viene salvada por la protección que proporcionan la familia (en primer lugar los padres, que son los primeros responsables de su venida al mundo) y el resto de adultos de la sociedad. 

Como nos recuerda el proverbio africano: "Para educar a un niño, hace falta la tribu entera".

Del nacimiento a la primera infancia, donde el ámbito de crecimiento y desarrollo se centra en la familia y el hogar y el aprendizaje se realiza fundamentalmente a través del juego, pasando por la segunda infancia, donde se produce la socialización en la escuela y se hacen los primeros amigos, hasta la adolescencia, donde el centro de gravedad se desplaza de los adultos al grupo de iguales, y a la exploración de la propia autonomía fuera del hogar, incluyendo la sexualidad, y finalmente la juventud, con el acceso al mundo laboral y familiar.



Pero en el juego de la vida no todos juegan con las mismas cartas: algunos comienzan el juego ya con las mejores cartas, y no sólo modifican las reglas a su antojo, sino que encima hacen trampas todavía.

Bien lo sabe el multimillonario Warren Buffett, cuando afirma que la lucha de clases existe, y que es una guerra donde los ricos están ganando frente a los pobres.

Podemos dar por hecho que es así y resignarnos (o aun culpar al que no alcanza el "éxito" por su falta de esfuerzo o ambición), podemos echar la culpa al otro y diferente (póngase aquí "los inmigrantes" -vagos, violadores, terroristas-, o "las élites" -aprovechados, corruptos, inmorales-...como hacen los demagogos de izquierda y de derecha excitando las pasiones del miedo y el odio y atizando el victimismo para presentarse como salvadores con el solo objeto de alcanzar el poder y hacer su lucro), podemos cambiar las reglas y repartir mejor las cartas (objetivo de la política en democracia), y podemos además mejorar el juego de quienes comienzan en peores condiciones de partida, empoderarles para que saquen el mejor partido posible a sus cartas, accedan a aquellas de las que estaban excluidos y conozcan y puedan hacer respetar las reglas (papel de la educación social y el trabajo social, en la acción conjunta de administración pública e iniciativa social).

15 de abril de 2017

Atención a Infancia y Familia gratuita y de calidad



Hace apenas una semana destacaban los medios de comunicación la noticia de la mujer de 64 años a la que los Servicios Sociales retiraban la tutela de sus dos mellizos (EL PAÍS, 7 de abril de 2017).

Pero, ¿qué hacen los recortados Servicios Sociales (EL PAÍS, 4 de abril de 2017) además de quitar niños a las familias y carecer de recursos para atender a los ciudadanos más afectados por la crisis económica de la última década? 

Porque en televisión (La solidaridad aumenta) vemos que quienes habrían estado dando respuesta a las personas "desfavorecidas" (¿no favorecidas por la diosa Fortuna?; antes se los llamaba pobres, sin menoscabo de su dignidad) habrían sido las ONG's gracias al trabajo solidario de sus voluntarios y a las donaciones de los más ricos (empresarios de éxito deseosos de devolver a la sociedad algo de lo que de ella obtuvieron, bancos deseosos de salvar su merecida mala imagen tras el desplome de la burbuja inmobiliaria y el drama escandaloso de los desahucios), olvidando, por cierto, que a estas también las financiamos vía impuestos (y podemos marcar la casilla correspondiente del IRPF cuando hacemos la declaración de la renta)

En cambio, no suelen aparecer noticias acerca de las muchas cosas que sí se hacen desde los Servicios Sociales: información y orientación sobre derechos y recursos, asesoramiento social, apoyo y seguimiento, atención de situaciones de desprotección, gestión de servicios y ayudas sociales, trabajo comunitario...

Y entre estas muchas cosas que sí se hacen, se presta atención a menores y familias en dificultad, a través de un servicio gratuito y de calidad, como es el Servicio de Educación Social  de los Servicios Sociales de Atención Primaria del municipio de Madrid.

El Ayuntamiento de Madrid se compromete a prestar este servicio con determinados estándares de calidad publicados en la correspondiente Carta de Servicios,  y auditados y certificados por un servicio de evaluación externa como es AENOR.





Hace una semana, con motivo de la X Jornada de Cartas de Servicios, celebrada en la Casa de la Villa, los miembros del Grupo de Redacción y Gestión de la Carta de Servicios de Educación Social recibimos dicha certificación, momento que recogen las fotos.

Desde aquí me gustaría subrayar que ese reconocimiento lo es a la calidad humana y profesional del trabajo que realizan a diario las 107 educadoras y educadores (trabajadores de Alamedillas y Grupo 5, las dos entidades que actualmente prestan dicho servicio) acompañando a menores y familias en situación de riesgo social, mediante la mejora de las capacidades de las familias para atender a sus hijos y el apoyo al pleno desarrollo e integración social de estos niños y adolescentes. ¡Felicidades!