La historia del elefante encadenado, que escuché hace poco en un curso sobre Violencia de Género, al hilo del concepto de indefensión aprendida y en relación con las víctimas de violencia, me recuerda un mecanismo frecuente en todas nuestras incapacidades, que es el de la evitación:
el miedo nos lleva a evitar, y cada evitación a confirmar nuestra creencia de ser incapaces de solucionar determinada situación. Es un fracaso que confirma los anteriores fracasos y prepara y anticipa el siguiente fracaso.
Podemos decir como Pessoa, entonces: "Llevo sobre mí todas las heridas de las batallas que no combatí". De ahí la utilidad para evitarlo, de una sencilla prescripción: EVITAR EVITAR, tomada del libro Psicosoluciones,
introducción de Giorgio Nardone a la terapia breve estratégica, y que podemos retomar en clave educadora.
Pues, por el mismo mecanismo, cada pequeño afrontamiento supone una pequeña experiencia de éxito que confirma mi capacidad y prepara y anticipa mi próximo éxito.
Lo que podemos utilizar antes de nada en primera persona pero también para construir con las personas a las que acompañamos auténticos itinerarios y experiencias de éxito que sirvan para superar sus historias personales de fracaso y liberar la fuerza y capacidades de tantos "elefantes encadenados".
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