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27 de mayo de 2012

¿Qué es educar?



Impresiones del Congreso de Educación Social, 2






Iniciaba el Congreso Victoria Camps recordando que “educar” viene del latín educere, que significa “guiar, conducir” pero también “extraer lo mejor de la persona”. Para ella educar tiene mucho que ver con la ética, que no es otra cosa que la formación del carácter, de un modo de ser o un modo de vida.

Pero ¿según qué criterio o qué valores?, porque la educación nunca es neutral. Para Victoria Camps el valor de la educación es el de contribuir a construir la autonomía y la libertad, tanto la individual como la común, pues ser ciudadano es ser un sujeto de derechos pero también de obligaciones.

Y así, la educación es una condición necesaria, pero no suficiente, para la igualdad de oportunidades, una oportunidad para la movilidad y el cambio sociales.

En este sentido, es un arma de doble filo, porque puede servir para igualar pero también para perpetuar la desigualdad. E igualdad no es lo mismo que equidad: John Rawls señala que es preciso tratar igual al igual y desigual al desigual, es decir, dar más a quien tiene menos (y no, añado, quitarlo todo a quien tiene menos y darlo a quien más tiene, que parece ser la receta para salir de la crisis de quienes nos metieron en ella).

Porque existe la desigualdad de capacidades, pero también la desigualdad del entorno. Y más allá de la educación formal tiene su espacio la educación social.

Y no bastan la familia y la escuela, sino toda la sociedad. Como dice el proverbio africano:
Para educar a un niño es necesaria la tribu entera”

Son tiempos difíciles para educar, por la falta de recursos y de reconocimiento (todo lo contrario del ejemplo de Finlandia, donde por ejemplo Magisterio es una de las carreras con la nota de corte más alta).

Concluía diciendo que la educación es un saber práctico que requiere moral y entusiasmo, además de tiempo y ejemplo, en el que debemos considerar el ejemplo que damos y el referente que somos, y en la sociedad actual el problema es la falta de modelos admirables.

Aunque para mí haberlos haylos, porque no es lo mismo – si nos vamos al pan y circo de la sociedad española, que ahora es fútbol y tele- el ejemplo que nos dan un Mourinho o un Guardiola. Cada cual que elija el suyo, o se construya el propio.

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