El mejor Palacio de Congresos del mundo (eso decían los gigantescos carteles de autobombo local). Casi 600 participantes, más de 100 comunicaciones y ponencias, 8 talleres simultáneos, 3 días de compartir experiencias, proyectos y puntos de vista, 3 días de encuentros y reencuentros con nuevos y viejos conocidos...
Algunas constantes: Educacción (el lema de la camiseta oficial del Congreso: también hubo espacio para el merchandising y/o visibilización de la profesión). Insistencia en que es imprescindible una formación de calidad en la Universidad (y un llamamiento a no quedarse en la teoría el profesorado, aprendiendo de las educadoras y educadores sobre el terreno, pero también a los profesionales a no quedarse en la práctica sino reflexionar, escribir, investigar y aportar conocimiento).
Pero también una llamada a reafirmar el compromiso social (nuestro oficio no es ni puede ser neutral) y defender el Estado de bienestar que los señores de la tijera se empeñan en desmantelar para aplacar a los dioses del Mercado.
Y a la hora de los reconocimientos, además de las personas concretas y los proyectos ejemplares, una puesta en escena de la colaboración entre dos profesiones hermanas -Trabajo Social y Educación Social- que nunca debieron marchar desunidas, en favor de los Servicios Sociales y de la ciudadanía.
De los contenidos, proyectos y experiencias iré contando más despacito en próximas entregas.
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