“El niño es el constructor del adulto. Sobre el niño caerán y se esculpirán todos nuestros errores, y él es quien llevará los frutos indelebles en su vida de hombre maduro. Tocar al niño es tocar el punto más sensible de un todo que tiene sus raíces en el pasado y se dirige hacia el infinito del futuro, un punto en el que todo puede renovarse todavía. Trabajar en favor del niño, con la intención prodigiosa de salvarlo, equivaldría a conquistar el secreto de la humanidad.”
“La libertad no puede existir en ningún lugar en que se ahogue algo, sino sólo allí donde se consiente una expresión infinita de la vida”.
“Los niños tienen un profundo sentimiento de su dignidad personal. Su alma queda con frecuencia herida, ulcerada, por encima de lo que el adulto pueda imaginar. Por eso, una característica esencial de nuestro método consiste en respetar la dignidad del niño, en un grado jamás alcanzado hasta ahora.”
“Dejar hacer lo que quiera al niño, que todavía no ha desarrollado su voluntad, es traicionar el sentido de la libertad. Porque la libertad es, por el contrario, una consecuencia del desarrollo de la personalidad, alcanzado mediante el esfuerzo y la experiencia personal.”
“No eduquemos a nuestros hijos para el mundo de hoy. Este mundo ya no existirá cuando ellos sean grandes. Por eso, debemos, de modo prioritario, ayudar al niño a desarrollar sus facultades de creación y de adaptación.”
“La sociedad ha construido muros y barreras: la nueva educación debe destruirlos y mostrar un horizonte libre. La nueva educación es una revolución. Una revolución no violenta: si triunfa, las revoluciones violentas se volverán imposibles.”
MARÍA MONTESSORI (1870-1952), educadora, fue la primera mujer en Italia que se doctoró en medicina.
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