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19 de septiembre de 2010

Jesús cuenta su experiencia

Cuando uno es pequeño desea rápidamente hacerse mayor y poder tomar sus decisiones de forma autónoma, las que le vengan a uno en gana. Pero pronto empiezas a darte cuenta de que, eso tan maravilloso, acaba convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza y preferirías que otros eligieran por ti.
Puede haber personas que, en su adolescencia, ya tenían claro qué querían ser de mayores. Yo no. Bueno, es cierto que perdido perdido no andaba, uno siempre tiene una cierta idea de aquellas cosas que se le dan bien, o esas otras en las que es un desastre, pero elegir aquello a lo que te quieres dedicar el resto de tu vida, impone.
En mi caso decidí hacer un Ciclo Formativo, sin saber muy bien por qué, la verdad. Quizá me concedí un año más de reflexión. Pues bien, el ciclo formativo daba acceso, a la universidad, a una cosa que se llamaba Educación Social ¿Educación qué? Social, social... Ahhh. Pues me he quedado igual.
¿Quién sabía hace 12 años más o menos (uffff, cuánto tiempo!) lo que era eso de la Educáción Social? Yo no lo sabía. Tampoco conocía a nadie que lo hubiera estudiado, así que la información con la que me hice era poca, sesgada,... pero me matriculé. Quizá intuitivamente sabía que me podía gustar, que podía ser lo mío, pero lo cierto es que me metí un poco a ciegas... !Y SALIÓ BIEN¡
Salió bien no porque me gustara la carrera, o porque encontrara trabajo pronto (que me hizo muy feliz, por supuesto)... si no porque hoy echo la vista atrás, y veo tanta evolución... A través del trabajo modificas una realidad, pero el trabajo también te modifica a ti. Y me imagino pocos trabajos que me pudieran haber ayudado, tanto como éste, a nivel personal. Saqué de las profundidades una faceta social que permanecía enterrada, que ni yo sabía que estaba ahí, y que no ha hecho más que enriquecerme. Intentas cambiar la realidad sin darte cuenta de que tú eres también el transformado. Y es que trabajar con personas transforma, y mucho, para bien.
Y ahí está la grandeza de este trabajo, que trabajar con otros es una fuente de aprendizaje mutuo. Si muchas familias con las que he trabajado supieran lo útiles que me han sido, ¡Me hubieran cobrado por horas! “

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